Mort d'un viatjant

El pasado sábado, tras la feria Expohogar, acudí al Teatre Lliure a ver "Mort d'un viatjant", una obra de Arthur Miller elevada ya a clásico del teatro contemporáneo.

He de decir que me fui a mitad de la representación. Principalmente la culpa sin duda era del cansancio acumulado y mi voluntad de no resistir más allá de lo que mi cuerpo considere 'correcto' (algo que también aplico a las carreras).

Contribuyó a mi abandono una pobre y oscura escenografía (algo que siempre me provoca somnolencia) así como la falta de tensión interpretativa de todo el reparto, salvo, tal vez, de Rosa Renom, quien sí transmitía algo más que un texto leído.

Sus compañeros de reparto (con Jordi Boixaderas a la cabeza) tuvieron, en mi modesta opinión, una escasa implicación, resultando sus personajes bastante planos y cansinos, algo que no deja de resultar sorprendente por sus evidentes cualidades, así como por la reputación del director (Mario Gas ).

En cualquier caso, más allá de una crítica teatral (inapropiada e injusta por haber obviado el 50% final de la obra), sirva este post para destacar el lleno absoluto del teatro (la obra fue estrenada en Barcelona el día antes), así como la cada vez más molesta falta de educación y modales del público (móviles sonando durante la representación, paraguas cayendo, gente recolocando bolsos y abrigos [¿no saben que hay guardarropía?]).