Pese a todo, me levanto temprano, y con el portátil me pongo a trabajar (uno no ha traído hasta aquí toda esta infraestructura tecnológica-informática sólo para blogguear).
Cumplidas las obligaciones profesionales, y puestos ya en el rol de turista achacoso, debe hacerse frente a lo inevitable... las colas del Empire State. Afortunadamente no son tan largas como el domingo. Pese a todo, haberlas haylas. Seguridad, compra de billetes, ascensores de subida, de bajada, etc.
Me apunto a las cosas pendientes de hacer el investigar la recaudación del Empire State Building, así como otros edificios civiles singulares, por las entradas turísticas. Debe ser un chollo como negocio. Investigaremos.
Tras las alturas, hay que poner los pies en el suelo y acordarse de las obligaciones adquiridas: compras. Hay que ir a B&H, una tienda sobre fotografía y video (y algo de electrónica) que uno no debe perderse. Perfectamente organizada, es muy grande y siempre está llena de gente. Está regentada y atendida por expertos vendedores (realmente, saben de lo que venden) que son, además, judíos jasídicos (reconocibles por los tirabuzones y sombrero).
El resto de la tarde, visita al Madison Square Garden para constatar la imposibilidad de acudir a la premiere mundial del próximo día 1 del Cirque du Soleil con su nuevo espectáculo "Wintuk" -obviamente, todo vendido- y un paseo por Chinatown.
Regreso temprano al hotel, a guardar cama.
Ja és mala sort estar malalt quan ets de viatge!
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